domingo, 15 de agosto de 2010

Es tan difícil creer que puedes conseguirlo. Los trazos en el papel salieron desiguales, desentendidos, desproporcionados y brotan de mí las lágrimas. No puedo crear belleza con mis manos, ciencia difusa del lápiz y del papel, de mis pensamientos y mis emociones, de mi imaginación hecha añicos por lo imposible. La frustración corre por mis venas como caballos salvajes buscando un lugar que les alimente pues no emana de mí dar la vida a las imágenes trazadas. El tiempo corre de nuestra cuenta y no es difícil imaginar quién o qué vendrá después a llevarse lo que nunca tuviste. Necesito esas ganas de superación, de inspiración arcaica en los tiempos en los que era alguien. No llegaré a la meta por los caminos por los que me guío. No hay nada detrás de la hoja, sólo está la mesa, esperando que me apoye en ella y deslice mi suave inspiración desde mi mente hasta mis dedos, intentando crear con algo que jamás tendré. El talento. Mi falso don es artificial, creado a través de mis sueños. Soñé tantas veces en poder lograr algo por mí misma, algo que de verdad me gustara. Dediqué mi vida a ello y él se llevo mi vida, diciéndome que no era posible, porque esto no me pertenece, ni esta goma que borra ilusiones, ni este folio donde me libro de mis ideas por un momento plasmándolas ahí, lejos de donde estoy yo, en la inmensidad de los ojos de la naturaleza y la genética que hicieron de mí el prototipo de una persona que consigue fabricar la hermosura del alma de las cosas, cosas que dibujo, una y otra vez, y me son mecánicas porque no tienen alma. Ahí es donde los pasos se desvirtúan y pierdo mi razón...

No soy capaz de nada de lo que me propongo, a veces parece que sólo dibujo por el simple hecho de superación y admiración. Ya ni siquiera disfruto dibujando porque todo me parece penoso y lleno de defectos que voy sumando, poco a poco, conforme mi subjestión me va dictando que piense...

Quisiera poder creer que soy algo más que una perfeccionista, una falsa modesta y hambrienta de fascinación frente a los demás. Pero no, no hay nada más que esto que soy yo. No hay nada más que ese deshecho que llamo yo "arte" y que no me fue brindado a mí. Un don que no era el mío... Algo que si tuve... Lo perdí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario